Crema de Calabacín con Jamón: Receta Fácil y Deliciosa

Ingredientes para la conquista de estómagos

Manos a la obra: El arte de transformar calabacines en felicidad

Preliminares: Preparando nuestro elenco de verduras

Antes de meternos en faena, vamos a darle un buen repaso a esos calabacines. Nada, una duchita rápida bajo el grifo y los secas con mimo. Pelamos la cebolla como quien desvela un misterio y, la patata, que no se diga, también merece su momentito de gloria sin piel. Todo esto lo cortamos en cuadritos, sin necesidad de que sean perfectos, ¡que no estamos en MasterChef!

El sofrito: Donde todo comienza

Un buen chorro de aceite de oliva en la sartén y a confesarle tus secretos a la cebolla hasta que se vuelva transparente. Eso sí, moviendo sin parar, que nos conocemos y no queremos un cebollón carbonizado. Una vez tenga ese tono dorado que tan bien le sienta, es el momento de invitar a los calabacines y patatas a la fiesta.

Hervor de emociones: Que todo se mezcle

Es hora de verter esa medida exacta de caldo que tanto nos ha costado no bebernos a sorbitos. Un poco de sal y pimienta para dar ese toque de gracia, y dejamos que todo hierva alegremente hasta que las verduras estén tiernas. Como quien no quiere la cosa, en unos 20 minutitos debería estar hecho.

El gran final: Momento de la batidora

Con todo blandito y suplicando por un peuco de paz, llega la hora de la leche evaporada o de la nata para darle untuosidad. Un poco de batidora mágica para que no quede ni un grumillo y, voilà, tenemos una crema más suave que el pelaje de un gatito.

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El toque de glamour: El jamón

Volviéndonos crujientes: Jamón doradito

En otra sartén, sin aceites ni historias, soltamos los taquitos de jamón hasta que estén chisporroteantes y con ese color que haría sonrojarse al más pintado. Los reservamos aparte, como esa joya que guardamos para la ocasión especial.

Servir con arte: La presentación lo es todo

Servimos la crema en boles o platos hondos que tengan estilo, esparcimos el jamón por encima con la gracia de un saltimbanqui y, si nos sentimos inspirados, alguna hierbecilla por ahí nunca está de más para dar ese toque chef.

Consejos de la casa

Variantes para audaces

• Si te va lo picante, un toque de cayena te llevará al paraíso en cada cucharada.
• Para los que no perdonan el pan, unos croutons caseros son el complemento ideal.
• Y si eres más de la innovación, un poquito de queso de cabra desmenuzado te hará sentir en las nubes.

Para conservar

Si sobra (que lo dudo), guárdala en la nevera y consume en un par de días. Si la ves con carita triste, un toque de microondas y como nueva. Y sí, también puedes congelarla, pero mejor sin la leche o nata.

Y así, amigos y amigas del buen comer, os dejo con vuestra nueva obsesión culinaria. Dadle caña al fogón y a disfrutar de esa crema de calabacín con jamón que os hará olvidar todas vuestras penas. ¡Buen provecho!

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