¿Cómo se llama el jamón de bellota?
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La joya de la gastronomía ibérica: el Jamón de Bellota
Hola, queridos amiguetes del buen yantar. Hoy vamos a hablar de algo que hace que nuestro paladar haga la ola cada vez que lo pruebamoss. Estamos hablando de un producto tan español como la siesta, pero muchísimo más sabroso. Sí, mis queridos sibaritas, estamos hablando del jamón de bellota, esa maravilla que nos tiene a todos babeando solo con mencionarlo.
Pero esperad, ¿eso cómo se llamaba? ¡Claro! No os hagáis los despistados que sé que estáis aquí para eso. El nombre correcto es "jamón ibérico de bellota", aunque dependiendo de la región, también lo podéis oír como "pata negra". Mmmm, me entra hambre solo de pensarlo. Pero bueno, no os despistéis, que hemos venido a aprender algo nuevo hoy.
¿Qué tiene de especial este jamón?
No cualquier jamón se gana el apelativo de "ibérico de bellota". Este manjar es el resultado de una alquimia que mezcla genética, tradición y naturaleza. Para que un jamón reciba este nombre, tiene que venir de cerditos ibéricos que han sido criados en la dehesa, ese paisaje de encinas y alcornoques tan instagrammeable, donde se han pasado los últimos meses de su vida comiendo bellotas a dos carrillos.
Por aquí unas viñetas para masticar mejor la info:
- Los cerdos deben ser de raza ibérica.
- Tienen que haber disfrutado de la dehesa durante la montanera.
- La dieta estrella: bellotas y más bellotas.
- El periodo de curación: mínimo 36 meses de espera (la paciencia tiene premio).
Diferencias que marcan el sabor
Que no os den gato por liebre, jamoneros. Que un jamón sea ibérico de bellota significa que está en la cima de la pirámide jamonil. Son esos pequeños detalles los que hacen que se distinga de otros jamones ibéricos. Aquí os lanzo una tablita para que veáis las diferencias claras como el agua:
Mira también:
| Rasgo | Jamón Ibérico de Bellota | Otros Jamones Ibéricos |
|---|---|---|
| Raza del cerdo | Ibérica pura o casi pura | Ibérica en distintas proporciones |
| Alimentación durante la montanera | Bellotas hasta decir basta | Piensos y lo que pillemos |
| Curación | Unos 3 años haciendo buenas bacterias | Un poco menos, seamos pacientes |
El ritual de la cata
Tranquilos, no vamos a hacer ninguna danza rara alrededor de una pata de jamón (aunque no sería mala idea). Catando un jamón ibérico de bellota es todo un arte y tiene su aquel. Vamos a desgranarlo:
Primero: la inspección visual
¿Parece un jamón ibérico? Debería tener ese color rojo intenso y la grasa un poquito amarillenta. Eso es una buena señal, amigos.
Segundo: el momento olfativo
Acercamos el hocico y... Ah, ese aroma, amigos. Ese aroma a madera, a naturaleza, a felicidad embotada. ¡Aspirad bien!
Tercero: ¡a probar se ha dicho!
Una fina loncha en la boca y dejad que se funda con vuestra alma. Notaréis la oleosidad de la grasa, la textura firme... ¿Dice alguien manjar de dioses? Bueno, igual me estoy pasando, pero es que está de rechupete.
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¿Y el bolsillo cómo se queda?
Amigos, hablamos de un producto top, lo crem de la crem, y eso se paga. Pero vamos, que un caprichito de vez en cuando no le hace daño a nadie. Y recordad, un jamón ibérico de bellota dura un montón si sabéis cortarlo bien. Así que, un buen cuchillo y a practicar se ha dicho!
Por cierto, para aquellos que aman los datos, aquí van unos numeritos:
| Detalle | Coste |
|---|---|
| Un jamoncito bueno | Desde 300€ hasta que el cuerpo aguante |
| Un cuchillo para no destrozar la obra de arte | Ronda los 30€ |
| Curso exprés de cortador de jamón | Alrededor de 60€ |
El jamón de bellota en la cultura popular
Y porque no todo va a ser hablar de comer (o sí), el jamón de bellota ha dejado su huellita en la cultura popular. Desde aparecer en refranes hasta ser protagonista de escenas en películas donde el galán de turno corta jamón con una elegancia que ni Bond, James Bond. Es más, seguro que habéis escuchado más de una canción que le rinde homenaje. Y es que amigos, el jamón ibérico de bellota no es solo comida, es un estilo de vida.
Una tradición que se pasa de generación en generación
Que sí, que sí, que lo hemos escuchado mil veces en las reuniones familiares: "en mis tiempos, esto del jamón estaba más bueno". Y es que el jamón ibérico de bellota es una de esas tradiciones que pasan de abuelos a nietos, de padres a hijos y que, a pesar de los años, siguen teniendo ese "no sé qué" que los hace irresistibles. Así que ya sabéis, no os cortéis y dadle al jamón que la vida son dos días.
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