¿Cómo saber si un jamón está duro o blando?

¿Alguna vez te has enfrentado al dilema culinario de distinguir si un jamón está más duro que el corazón de tu ex o tan blando como tus promesas de Año Nuevo? No sufras más, hoy vamos a desvelarte los secretos mejor guardados para discernir la dureza de ese manjar ibérico.

El Tacto Infalible: La Prueba de la Presión

Sabemos que la tentación de morderlo es grande, pero antes, pongamos a trabajar nuestros deditos. Al presionar ligeramente la superficie del jamón, debería ceder un poquito. Si vuelve a su forma inicial sin protestas, estás ante un jamón terneramente blando. Si por el contrario, deja tus huellas marcadas como en cemento fresco, amigo, eso está duro duro.

• Lava esas manos. ¡El jamón lo merece!
• Haz una ligera presión con el dedo.
• Observa cómo responde el jamón.
• Si se deforma y no recupera su forma, consulta a un experto, eso no está normal.

Una Mirada no Tan Profunda: ¿Qué Dice el Color?

El color es el poeta silencioso que habla de la textura sin decir ni mú. Si ves un jamón con tonos rojo profundo y grasa brillante, suelen ser señales de un jamón más blando. Los tonos apagados y una grasa que parece tener la misma emoción que una lechuga pasada, podrían indicar un jamón más duro.

El Aroma, ese Chismoso

El olfato no solo nos advierte de que se nos está quemando la cena, también nos sopla información sobre la textura de nuestro jamón. Un jamón fresco y blando tiene un aroma que atraviesa el espacio-tiempo y te hace salivar como pavloviano perro. Si por el contrario, el aroma es más bien escueto, ese jamón muestra su carácter duro.

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La Prueba del Cuchillo

Si la vida te da jamones, saca el cuchillo jamonero y ponlos a prueba. Desliza la hoja sobre el jamón. Si se desliza como en un baile de máscaras veneciano, suave y delicado, es un jamón blando. Si tienes que hacer fuerza, o peor, si empiezas a sudar, ese jamón está más duro que una roca.

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